No existe diferencia alguna entre una noticia y un café, los dos han sido concebidos para satisfacer un perfil de consumo.
Anónimo
Los medios de comunicación, ya sean emisiones televisivas, transmisiones radiofónicas, portales digitales web o incluso los mismos ejemplares impresos de papel de toda la vida son los instrumentos que moldean la opinión pública y deforman la realidad en la que vivimos decidiendo qué sucesos son noticias y cuáles no lo son. Se podría argumentar que los mass media, sujetos a las mismas leyes de la sociedad de consumo y a la competencia en su sector, regulan su mercado tomando las posiciones deficitarias y poco explotadas como si fueran nichos de mercado que demandan una variedad de noticias más afines a éstos, creando así distintas visiones parciales, cuya adición conforma una perspectiva más o menos ajustada a la realidad en su conjunto.
Ésta manera de autorregulación sectorial de la comunicación podría ser válida si no fuera porque el modelo económico en el que nos encontramos no es el capitalismo ideal postulado de Adam Smith, sino más bien una aberración artificial constituida, por un lado, a base de entidades deficitarias sustentadas por un masa ingente de deuda incontrolable e impagable, y por otro lado, por un conjunto de oligopolios desproporcionados anexionados a cada sector productivo que van adquiriendo una detrás de otra las pocas empresas libre de la competencia. La mayoría de los medios de información de masas son meros departamentos funcionales de estas mega-corporaciones, las cuales se deben a sus acreedores, a sus consejos de administración y a sus anunciantes. Organizaciones que nunca morderán la mano de quién les da de comer.
Esta centralización mediática fomenta una homogeneización de la información a base de diversas estrategias de persuasión y manipulación que describimos a continuación:
La estrategia de la distracción
La táctica fundamental del control de la información, se trata simplemente de desviar la atención de los problemas y de las decisiones importantes inundando los informativos y las páginas de noticias con información irrelevante, de distracciones constantes y noticias impactantes cuyo propósito es el plano emocional de los individuos. Éstos viven aislados de la realidad y de los conocimientos esenciales e innovaciones disruptivas para un cambio de paradigma.
Problema-Reacción-Solución
Procedimiento por el cual se fabrica un problema inexistente artificialmente, ya sea un atentado, unas revueltas o incluso una ideología radical, para generar un rechazo, una resistencia en la población con el objetivo de que sea la propia sociedad, en estado de shock, la que reclame que se implementen una serie de medidas, las cuales ya se han dispuesto previamente.
El principio de la Gradualidad
Método que prosigue al Problema-Reacción-Solución, el cual sugiere que para que unas medidas sean aceptadas, asimiladas e interiorizadas, tienen que ser aplicadas gradualmente durante un periodo mínimo de diez años, por lo que se van implantando cambios poco a poco, cada vez más diferenciados, hasta completar el plan establecido.
Diferir una decisión
Otro método de sugestión para facilitar la aceptación de medidas impopulares es, por un lado, presentarlas como medidas dolorosas pero necesarias, un sacrificio temporal generacional para un futuro mejor, y por otro lado, cuya aplicación y ejecución sea para un futuro a medio/largo plazo. Nuestro cerebro tiende a aceptar mejor los esfuerzos a posteriori que en el momento actual. De esta manera, el público se moldea y acostumbra a la idea del cambio. En el momento de la implantación, seremos menos reacios a su aplicación.
Comunicarse con el público como si tuviera poca edad
¿Acaso nunca nos hemos preguntado por qué los políticos nos hablan como si fuéramos niños pequeños? Pues esto tiene un porqué, se trata de la idea de que si a un persona se le habla con un discurso simple, una entonación infantil, con palabras elementales e incluso excitando su plano emocional, ésta va a ser más propensa a reaccionar con la misma actitud infantiloide, siendo una reacción espejo, y sin sentimiento de crítica alguno.
Estimular el plano emocional en lugar del reflexivo
Centrarse en el plano emocional es una táctica muy frecuente en el marketing para eludir la capa racional y reflexiva del cerebro provocando la toma de decisiones imprudentes, instintivas e irracionales. Además, el uso del registro emocional da lugar a la apertura de una entrada a la mente inconsciente del individuo, el cual estará más predispuesto a la sugestión, a la implantación de conceptos, ideas y comportamientos guiados.
Mantener a la población ofuscada e ignorante
Táctica por la cual se intenta que la población piense que la ciencia, las nuevas tecnologías, la economía y el resto de los temas transcendentales de nuestra sociedad son demasiados complicados para nuestro intelecto, y que están mejor en manos expertas. Todo este proceso comienza desde nuestra educación básica hasta nueva vida adulta.
Promover la mediocridad
Promocionar, desde los medios de entretenimiento, modos de vida superfluos, el culto a lo superficial, exaltar el pan y circo moderno y fomentar el consumismo extremo.
Reforzar el sentimiento de culpabilidad
Persuadir a la población de que son los únicos responsables de sus desgracias. ¿Cómo puede ser culpa del sistema si en éste existe gente triunfadora? Será porque no te has esforzado lo suficiente, no has estudiado porque eres demasiado vago, tu avaricia te ha condenado a una deuda impagable o no eres lo demasiado inteligente como para sobrevivir en esta sociedad donde sólo permanece el más apto.
Conocer al individuo mejor que él mismo
Los progresos en los ámbitos neurológicos, psiquiátricos, tecnológicos en incluso en la propia biología del ser humano han sido inmensos en los últimos 100 años, pero este conocimiento, generalmente, no se divulga al público en general, salvo en pequeñas dosis, sino que se mueve entre los diversos gremios científicos a la par que en las distintos esferas de poder y los sectores industriales agravando la brecha del saber entre el pueblo llano y la élite. Los organismos del sistema ejercen un mayor control sobre los individuos que éstos sobre sí mismos.